La clase social en la que naces no te impide llegar al éxito en aquello que te propones y el ejemplo más claro lo tienes en el goleador del Oporto, Jackson Martínez. Su primer entrenador juvenil, Pedro Sarmiento, nos narraba todas las burlas que él y el propio jugador se tuvieron que "tragar" por su pobre físico cuando era muy joven.
El técnico explicaba que en la cancha dónde ellos jugaban como locales, Atanasio Girardot, " la gente nos insultaba a mí y a él". El entorno social del equipo lo veía " flaquito, endeble, liviano ". Las causas de aquella complexión poco apropiada para un jugador de élite, las razones que generaban dudas respecto a sus posibilidades y lo que obstaculizaba su carrera cuando era tan sólo una promesa...nada tenían que ver con su potencial sino que eran sólo consecuencia de su orígen excesivamente humilde y afincado en la pobreza desde que nació.
El espigado delantero es natural de Quibdó, un área forestal colombiana, repleta de reservas ecológicas y grandes paisajes naturales pero a la vez lugar poco propicio para destacar en la práctica del futbol. "Llegaba siempre mal alimentado y sin plata. Tenía graves problemas para alcanzar el resto cuando se entrenaba e incluso había días en los que no podía llegar a tiempo por las largas distancias que debía recorrer. Cuando venía, ya estaba cansado. Pero él tenía mucho potencial y ha acabado por demostrarlo " nos decía Pedro. El mismo preparador le apodó " el goleador indígena" haciendo referencia a su precario orígen. En cambio hoy en día, Jackson Martínez, corresponde al estereotipo del máximo goleador portugués, una sensación en el futbol europeo y el presente de la selección colombiana.
En su propio país apoyan la idea de que el jugador ha llegado al éxito en unas extrañas circunstancias que pocas veces se repiten, y es que cuando él siendo niño iba a entrenar en la cancha de La Normal, el campo más tradicional de su humilde ciudad, este terreno era dividido para que pudieran ejercitarse seis escuelas (un total de 150 alumnos). Aquí habían muchos chicos de recursos mínimos como él y además nuestro protagonista luchaba contra un estilo físico, potente y de fuerza que no concordaba con las características de su cuerpo. La mayoría de las veces que acudía allí le tenían que dejar calzoncillos, medias, guayos y cunilleras como le llaman allí. Pero gracias a mucho esfuerzo y la increíble paciencia de su entrenador que supo potenciar sus virtudes y lo preparó para estar hoy en el máximo nivel.
Tal es su enorme progresión que su nombre hace años que lo relacionan con el de Falcao. Cubrió el lugar del "Tigre" en el Oporto tras la marcha de éste al Atlético de Madrid, son compañeros de selección e incluso comparten ideología religiosa. Jackson ahora aporta potencia, fuerza en área y un remate espectacular que asombra a Do Dragao. Tiene un gran juego de espaldas, ofrece muchas alternativas en las segundas jugadas y demuestra una ambición infinita en cada partido. Estamos sin duda alguna, ante una nueva estrella emergente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario