El señor Schwantz dijo textualmente que en «ocho años
Pedrosa no había ganado nada». Bien, vamos a analizarlo. Para empezar, tengamos
en cuenta que Dani tiene, de momento, tres títulos mundiales (uno en 125cc y
dos en 250cc) por uno de Schwantz en 500cc. No tengo la menor duda, porque he
sido piloto de 500cc, de que el título de 500cc es mucho más importante,
cierto, pero lo que tampoco se puede hacer es desmerecer esos tres títulos
logrados por Dani. Por Dani y por todos los pilotos que a lo largo de la historia
del Mundial han conseguido títulos en estas categorías. Todos ellos fueron,
seguro, unos grandes campeones, sin importar la cilindrada en la que lo
consiguieron. Y todos merecen un respeto.
Por citar algún dato, podríamos decir que Pedrosa tiene un
total de 45 victorias en Grandes Premios, mientras que el tejano 25 (casi el
doble). De esas 45 victorias de Dani, 22 han sido en la clase reina. Añadir
también que Pedrosa tiene en su haber 113 podios –72 en MotoGP por 51 de
Schwantz– y 55 vueltas rápidas (35 de esas 55 en MotoGP) –por 26 de Schwantz–.
Si nos remitimos a los datos –claramente a favor de Pedrosa–, decir que Dani no
ganó nada en ocho años es propio de alguien que no sabe lo que dice y sobre
todo, que es muy poco respetuoso.
Pero aún así, señor Schwantz, le voy a dar algo de razón,
Dani todavía no ha ganado el título de títulos, cierto. Pero en ello está, y
está a pesar de las muchas adversidades con las que se ha encontrado en su carrera;
y me refiero a lesiones. Le recuerdo que usted hizo las maletas y se fue para
casa porque tenía muy mal su muñeca. Pues este piloto tiene mal casi todo el
cuerpo y sigue dándole al gas.
Sr. Schwantz, Dani no ha ganado este título todavía, pero
deje que le diga una cosa que no le va a gustar, y se la voy a decir por su
prepotencia y porque es así como sucedió. Usted sí tiene ese título (tardó ocho
años en lograrlo desde su primera carrera en el 86), pero lo ganó únicamente
porque Wayne Rainey se accidentó en Misano y tuvo que dejar de competir
ese año. Si no, usted no gana ese título. Fue usted un gran piloto, súper
espectacular también, pero remitiéndome a los resultados, siempre estuvo a la
sombra, primero de Eddie Lawson, y después permanentemente a la de
Rainey, de manera constante. Así que no alardee tanto de campeón, que le fue
justito ese título.
En cuanto al tema que comenta de que Dani necesitaría haber
crecido sin nadie a su lado –se referirá a mí–, recordarle que en la época de
los ‘80 y ‘90, era curioso ver su manera de funcionar, ya que mientras la
mayoría de jóvenes viajábamos por Europa y por el mundo como podíamos, siempre
con algún amigo o acompañante, usted no daba un paso sin tener a sus padres (a
los dos) a su lado. Era atípica en aquel momento esa manera de funcionar, daba
la imagen de niño mimado que necesita a los papas todo el día cerca. Según sus
palabras en referencia a mi persona, entonces, ¿se podría interpretar que de no
haber tenido a sus padres a su lado, protegiéndole, hubiera conseguido más
títulos? Reflexione usted, señor Schwantz.
Al margen de esto, decirle que desde que me retiré de la
competición he trabajado duro en la promoción de pilotos, básicamente con
Pedrosa, pero también he ayudado y dirigido en ciertos momentos de mi carrera a
pilotos como Casey Stoner, Toni Elías, Álvaro Bautista, Marc
Márquez y Julián Simón. Y todos ellos, todos, han sido campeones del
Mundo. Usted, señor Schwantz, tiene una escuela de pilotos en Texas hace años y
ayuda a chavales con todo esto de la competición; a día de hoy, ni uno de sus
pilotos ha logrado ni tan siquiera clasificarse para venir a correr a Europa.
Nada de nada. O sea, en este terreno, cero éxito.
Señor Schwantz, usted igual no recuerda este episodio
–porque seguro que vivió muchos como este–, pero yo no tantos, así que lo
recuerdo con claridad. En 1994 tuve el honor de compartir podio con usted y con
Michael Doohan en Hockenheim, en aquel fascinante y brutal circuito.
Doohan, a las pocas vueltas se marchó, y yo pude pelear con usted por el
segundo puesto. Me batió claramente y lo hizo porque usted era mucho mejor que
yo. Pero recuerdo que en aquella carrera mi Honda era más rápida que su Suzuki,
y yo aprovechaba su rebufo para pasarle en las largas rectas del bosque, hasta
que llegábamos a las chicanes o al estadio y ahí, en la frenada, me pasaba.
Faltando unas vueltas para acabar me pasó muy fuerte en una frenada; en aquel
momento comprendí que se iba a ir solo y que yo no podría seguirle, lo maldije
dentro de mi casco pero al mismo tiempo pensé «joder, que tío tan bueno, como
puede frenar tan tarde». Al acabar, en el podio, cuando nos felicitamos, sentí
un gran respeto y admiración por usted, por un hombre que me acababa de enseñar
cómo se puede frenar al límite con una moto de competición.
Siento con tristeza decirle que después de leer sus
declaraciones, que están llenas de faltas de respeto a un gran campeón como ha
sido Pedrosa y a otros muchos hombres que lograron títulos en categorías
intermedias, ese respeto que nació aquel frío día en Hockenheim ‘94 ha
desaparecido por completo. Kevin, en su momento ganaste el título de 500cc,
pero hasta los campeones se equivocan y deben saber rectificar cuando la
ocasión lo requiere
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